jueves, 22 de noviembre de 2012

"Clementine"


Por Jonathan Hernández González



Había una vez en un reino lejano de Inglaterra una princesa de 12 años que vivía con sus padres y era muy feliz, todos la llamaban Tine, aunque su nombre verdadero era Clementine. La princesa Clementine comía, dormía y jugaba como todas las niñas normales de su edad, sus padres la amaban y todos los trabajadores del palacio la conocían perfectamente.


Un día el rey Cedric caminaba por la plaza con su maravillosa familia; la reina Clain, la pequeña Tine y él.  Todos al pasar le cedían el paso y los admiraban, eran apreciados por el zapatero, el cartero, el panadero, incluso por el padre y por toda gente. Pero había una persona que los odiaba por ser tan maravillosos, era una mujer egoísta, grosera con todos y no soportaba ver como esta “bonita familia feliz” caminaba sin preocupaciones por la plaza. Esta mujer se llamaba  Elora y tenía un hijo de la misma edad que Clementine, su nombre era Dylan.
El odio más grande que Elora le tenía al rey Cedric es que la haya abandonado unos minutos antes de su boda, sin duda ella seria la reina que ocuparía el trono de su castillo, pero no fue así, minutos antes de dar inicio con la ceremonia todos los invitados de honor estaban presentes y el pueblo anunciaba la cuenta regresiva para recibir a la plebeya que se unía con el príncipe. Cuando llego a la Iglesia vio que su amado Cedric no estaba y que todos los invitados murmuraban de lo sucedido. Esa mujer hermosa, con cabellos cafés como el roble, con un vestido blanco muy elegante  y una sonrisa de hada mágica desapareció, se transformo en el lado oscuro de un pantano, fría, mala, agresiva y odiosa.
En fin, cada vez que veía a Cedric pasear con la “reina” y su hija Tine, sentía un odio dentro de ella y quería explotarlo como un cohete. Así paso el tiempo y Dylan creció, Elora vivía en una casa común, muy grande y bonita como suelen ser en Inglaterra, Un mañana Dylan le dijo a su madre que pasaría por unos libros a la biblioteca y regresaría después de las cinco, Elora le dijo que se cuidara de las malas personas y que regresara con bien, Dylan salió de casa y fue hacia la biblioteca.
Cerca de la biblioteca, se observaba un paisaje muy bonito, frio y verde con un fondo tan pacifico como el de un castillo grande y alto. Dylan lo observo y sintió las ganas de visitarlo, se olvido por completo de regresar a casa. Cuando salió de la biblioteca se tropezó con una mujer muy bonita, de ojos azules como el agua y piel blanca como la espuma, le pidió disculpas por no haberla visto y la joven mujer muy respetuosa le agradeció, le dijo que no se preocupara que ella era la que estaba distraída. Empezaron a platicar y Dylan le pregunto su nombre:
-Y ¿Cómo te llamas?
La jovencita sonrió y con voz tímida le dijo –Me llamo Tine, soy hija del rey Cedric y de la reina Clain, que raro que no me conozcas todos aquí me llaman y me saludan.
-Perdón, contesto Dylan, es que casi no conozco el pueblo, mi mama ha querido que no salga por aquí solo, casi siempre vamos a la plaza del pueblo vecino y solo venimos a dormir acá, entonces tu vives en aquel palacio ¿no es así?
- Así es ¿y tu? ¿Eres nuevo? Pregunto Tine.
-No, contesto el joven sonriendo, nací aquí, mi madre es de aquí, pero nunca he entendido porque tanto misterio y tanta prohibición por andar en este lugar.
-Que mal, respondió la joven. Bueno tengo que irme mis padres deben estar buscándome.
-¡Espera! Dijo Dylan, ya sé, te invito a cenar a mi casa para compensar el golpe, ¿te parece?
- ¿Qué? ¿Ahora? dijo Tine, pero dejándose llevar por la elegancia y la belleza del joven apuesto, acepto.
Caminaron juntos y platicaron acerca de sus familias, la escuela y sus gustos, cuando llegaron a casa de Dylan, Tine se sintió nerviosa pero dio un paso y entro.
Elora salió y de inmediato sin haber mirado a la puerta dijo:
-¿Qué horas son estas de llegar jovencito? Son más de las 7 estaba preocupada por ti.
Dylan un poco apenado le dijo: -Mamá lo siento, déjame presentarte a una amiga, ella es Tine.
Elora observo a la jovencita y sin darle la mano le pregunto: -¿Eres de por aquí cerca muchacha? Tine manteniendo su respeto y delicadeza le dijo: -Si señora, mi padre es el rey Cedric y mi madre la reina Clain. Elora al escuchar esto, sintió un nudo en el estomago y los ojos se le agrandaron como si hubiera visto al propio demonio.
Dylan le pregunto a su mamá si pasaba algo y su madre le dijo que no, la joven muchacha se sintió incomoda y decidió irse a su palacio.
Esa misma noche mientras Elora estaba a punto de dormir, reflexiono sobre la amistad que su hijo traía con la hija de Cedric y pensó en romperla y vengarse de lo que ese hombre le había hecho. Pensó en raptarla y esconderla para que su padre sufriera de angustia y desesperación.
Días después Elora con su odio por dentro, mando a dos de sus sirvientes a raptar a la joven Tine, sabía que todas las tardes iba a la biblioteca por un libro nuevo ya que Dylan la iba a ver. Ese día no dejo salir para nada a su hijo y lo mantuvo con quehaceres toda la tarde que no pudo ver a Clementine.
La joven llego como de costumbre a la biblioteca y busco el nuevo libro, cuando 2 personas de buen porte y amables la llamaron y le dijeron que eran viejos amigos de su padre, le hablaron con tanta confianza que la pobre Tine termino cayendo en su trampa y dormida en un profundo sueño.
Cuando despertó no sabía dónde estaba, era algo extraño, oscuro y muy angosto que solo podía dar tres pasos y toparse con una pared, se sintió sola, lloró mucho tiempo y nadie sabía de ella.
Cuando el rey Cedric se dio cuenta que su hija no aparecía, entro en crisis y mando a buscarla por todos los rincones, lo que Elora no pensó es que también buscaría por su casa y ahí la encontraría, corrió rápidamente a su recamara y saco una piedra mágica, esa piedra hacia que Elora tuviera malas acciones con todos y recibía fuerzas para su odio, la apretó entre sus dedos y mágicamente la puerta en donde estaba Clementine se volvió de acero, no tenia cerradura y era imposible sacarla de ahí.
No aparecía por ningún lado, Dylan estaba muy triste, sus padres también, todo el pueblo estaba de luto, aunque la única que parecía estar feliz era Elora. En sus ojos ocultaba una verdad absoluta y su mirada tenía una vestimenta de burla y venganza. Nadie podía vencerla si ella tenía la piedra, aunque sabía claramente que si la persona que amaba verdaderamente  a Tine la tocaba rompería el hechizo y todo volvería a ser normal.
Mientras veía tranquilamente como todos buscaban histéricamente a la joven y otros se miraban entre si muy tristes, Elora decidió dar una siesta y relajarse, pero olvido la piedra en la mesa de su sala, cuando llego Dylan la vio puesta como un tesoro y reflejo en ella la mirada de Tine, entonces fue hacia su dirección y estiro la mano para agarrarla, las yemas de sus dedos rozaron el liso contorno y de inmediato dio una luz intensa que lo cegó, la puerta de acero se rompió con un ruido estremecedor que Dylan se asusto y la soltó, subió persiguiendo el ruido y vio a la chica tirada en el suelo, metida en un profundo sueño, pintada con un polvo grisáceo, sus labios mantenían un color morado del frio, Dylan la cargo llorando y corrió a avisarle al rey.
Cuando Tine despertó, estaba acostada en su cama en el palacio, todos los sirvientes de su padre estaban alrededor de ella y comenzó a llorar de felicidad al ver la luz del día y a sus seres queridos, se quito el polvo y sonrió, desde ese entonces el pueblo volvió a dar su sonrisa y su alegría y regreso a los reyes la felicidad.
Mientras tanto Dylan regreso a su casa confundido porque no sabía que era lo que había ocurrido, le hablo a su madre pero ella no contesto, subió a su recamara y la encontró dormida, se asusto al ver que su aspecto era diferente, en realidad no parecía ser su madre. Le toco el  brazo y ella despertó, sus ojos tenían un brillo especial, su cabello era café como el roble, su sonrisa era la de un hada mágica, confundido y asustado Dylan  le pregunto por su madre y ella le dijo:
-Hijo, después de tantos años, aun no me conoces.
Dylan se encontraba mas confundido que nunca, la señora empezó a llorar y le confesó la verdad del porqué no lo dejaba salir con frecuencia al pueblo, porqué su forma de ser con las personas y de la piedra mágica que usaba. El joven lloró y abrazo a su madre, Elora le pidió perdón y le prometió no abandonarlo nunca, ni hacer malas acciones.
Después de unos días, Dylan fue a buscar a Clementine y le confesó su amor y sus sentimientos ella le dijo lo que sentía por él y le dio gracias por su rescate, el rey Cedric acepto que Tine tuviera una relación con el muchacho y ambos se amaron por siempre, Elora estableció una relación de amistad con Cedric y Clain y así todos vivieron en paz y en felicidad.
FIN.

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